La escultora Marina Núñez del Prado, nacida el 17 de Octubre de 1910, decide instalarse a partir del año 1973 en esta casa de estilo neocolonial ubicada en pleno corazón del Bosque “El Olivar” (Calle Antero Aspillaga N° 300). En sus primeros años de escultora realizó un trabajo en madera, luego incursionó en la piedra, material por excelencia en su proceso creativo resaltando a la mujer como sujeto principal de su obra y sin olvidar sus raíces altiplánicas. En los últimos años de su vida trabajó con el bronce aproximándose a la abstracción.

En 1984, Doña Marina crea, junto con su esposo el escritor peruano Jorge Falcón, la Fundación Marina Núñez del Prado de Falcón con la finalidad de preservar y exponer las obras de la famosa escultora. Luego de su muerte, en 1995, todo su invaluable legado pasa a manos de dicha Fundación.

Gracias a un Contrato de Comodato entre la Fundación Marina Núñez del Prado de Falcón y la Municipalidad de San Isidro, firmado el 9 de enero de 2008, se ha salvaguardado la Casa Museo, su colección de obras de arte y el Fondo Documental. El 9 de enero del 2008, se firmó un Comodato entre la Fundación Marina Núñez del Prado de Falcón y la Municipalidad de San Isidro para la protección de la Casa – Museo, la colección de obras artísticas y el Fondo Documental.

Su amor por el arte y la naturaleza queda plasmado en su manuscrito titulado Eternidad en los Andes, editado en 1973, del que extraemos unas líneas “…Mi curiosidad de niña tocada por la inquietud artística, preguntaba todo, y la naturaleza fue mi primera maestra…Hallé en la naturaleza un segundo hogar y en los elementos y fenómenos de la misma encontré la sabiduría y las proporciones”.

Al ponerse en valor esta Casa Museo y su jardín de esculturas se está cumpliendo con el más íntimo deseo de la destacada escultora, transformar este espacio en un lugar de admiración de su obra artística, de investigación y de preservación del arte y la cultura.

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